Desde mi ventana
hay un cielo que mira sin mirar,
no se atreve a ser pupila, no es azul,
es un trozo de llanto evaporado.
No sé si mirarlo
al saber que no me mira,
no sé si será herida o intento de guiño,
lo cierto es que duele
el sol escondido de ilusión.
Desde mi ventana
no hay más que ventanas